"Los peces son individuos
todos diferentes unos de otros, algunos son tímidos otros más agresivos, otros
curiosos. No como a nadie que pueda conocer personalmente."
-Sylvia Earl-
Bióloga marina
Bióloga marina
Diversos estudios científicos han
evidenciado que los peces también pueden sentir dolor. Y si pueden
experimentar la sensación de dolor entonces eso significa que ellos, al igual
que los demás animales, pueden experimentar muchas otras sensaciones, y son seres conscientes que tienen intereses
propios. Existe una idea popular de que los peces y
los crustáceos no sienten dolor. Pero nuevas investigaciones sugieren que sí,
al revelar que su sistema nervioso puede ser más complejo de lo que pensamos y
que nuestra propia conciencia del dolor puede ser, evolutivamente, mucho más
antigua de lo que sospechábamos. Joseph Garner, de la Universidad de Purdue
y sus colegas de Noruega, informaron que la forma de responder al dolor de los
peces de colores se muestra que estos animales experimentan dolor conscientemente, en lugar de limitarse a
reaccionar de manera refleja, como cuando una persona retrocede tras pisar una clavo. En el estudio, los biólogos hallaron que un
pez de color, inyectado con una solución salina y expuesto a un nivel doloroso
de calor, en un tanque de prueba, "flotaba" en un solo punto cuando
regresaba de nuevo a su tanque original. Garner etiquetó esto como "miedo
y conducta de evasión". Esta conducta, dice, es cognitiva, no reflexiva.
Otro pez, después de recibir una inyección de morfina que bloqueaba el impacto
del dolor, no mostraba un comportamiento así de temeroso.
¿Por qué la
mutilación de animales para el entretenimiento, es todavía legal en una
sociedad “civilizada”?
Cientos de años atrás, los antepasados de la medicina
moderna realizaron disecciones en monos y otros animales vivos, quitándoles
capas de piel y músculo para observar el funcionamiento de los órganos dentro
de su cuerpo. Entonces, se pensaba que los animales no sentían dolor por ser
similares a máquinas, diseccionables y analizables por partes.
Esa concepción mecanicista de la naturaleza hoy está
desacreditada. Diferentes estudios científicos han demostrado que los animales
cefalizados y con un sistema nervioso son capaces de sentir dolor. Sin embargo,
desde siempre se ha creído que los peces y algunas otras especies animales no.
“Pescar no es cruel”, han afirmado muchos pescadores, “los peces no tienen la
capacidad cerebral para sentir el dolor”.
Los cazadores citan los mismos argumentos. “Los venados no sienten ningún dolor”,
insisten. Sin embargo, la verdad es que existe una distorsión muy grande al
pensar que un animal herido huyendo por el bosque, dejando un rastro de sangre
fresca, de alguna manera, no siente nada…
Nuevas investigaciones derrumban este razonamiento
equivocado. Los peces sí sienten y
experimentan dolor. Puede que no tengan la inteligencia de los primates,
pero no son tan obtusos como para no sentir un anzuelo rasgando sus órganos
digestivos a través de sus bocas.
Cualquiera que haya ido a pescar debería responder
afirmativamente. Y sin embargo, la gran mayoría de los pescadores británicos y
norteamericanos opinan lo contrario. Es más, existe algún investigador que
niega la capacidad de los peces para sentir el dolor, debido a la ausencia de
neocórtex en su cerebro. Por ello, hace unos años, la británica Victoria
Braithwaite inició un programa de investigación destinado a comprender los
mecanismos del dolor en los peces. Explica los resultados de sus experimentos en
Do fish feel pain?, publicado por Oxford University Press en 2010.
Los resultados
de su investigación han sido tan concluyentes como esperables. Los peces
disponen de nocioceptores, procesan las sensaciones dolorosas de forma compleja
y su comportamiento se ve alterado por el dolor. Es decir, los peces son
capaces de sentir el dolor físico. Pero no sólo ellos. Lo mismo sucede con los
cangrejos, los langostinos, las sepias y los pulpos, como han demostrado
experimentalmente otros investigadores durante la última década.
El estudio se centra especialmente en los peces óseos.
Sugiere que son, de hecho, mucho más inteligentes de lo que muchos creían. Los
peces tienen muy buena memoria, viven en
comunidades sociales complejas en
las que hacen un seguimiento de los individuos, y pueden aprender unos de otros. Esto ayuda a desarrollar tradiciones
culturales estables. Los peces incluso
se reconocen a sí mismos y a los demás. También cooperan entre sí y muestran señales de inteligencia maquiavélica, como la cooperación y la reconciliación. Construyen estructuras complejas, son
capaces de utilizar herramientas, y utilizan los mismos métodos para reconocer cantidades que los humanos. En su
mayor parte, los sentidos primarios de los peces son tan buenos, y en muchos
casos, mejores, que los de los seres humanos. Su comportamiento es muy similar
al de los primates, excepto que no tienen la capacidad de imitar.
Complejidad mental
Los peces poseen un sofisticado sistema nervioso, y como los otros
animales, también tienen derecho a disfrutar de la vida. No pueden gritar
cuando sufren, pero están totalmente conscientes del dolor que experimentan. El
aplastamiento o la congelación en cámaras frigoríficas son otras causas comunes
del dolor y la muerte de los peces.
El biólogo Culum Brown, de la Universidad de Edimburgo, afirma que los
peces son mucho más inteligentes de lo que parecen. En muchos aspectos, como
por ejemplo en el área de la memoria, sus poderes cognitivos son iguales o
mejores a los de otros vertebrados, incluyendo a los primates no-humanos. El nivel de complejidad mental de los peces está a la par
con la mayoría de los vertebrados, y hay pruebas de que pueden sentir dolor de una
manera similar a los humanos. Aunque que el cerebro de los peces se diferencia
del de otros vertebrados, tienen muchas estructuras análogas que realizan
funciones similares. Brown llega a la conclusión de que si los animales son
sensibles, los peces deben ser considerados igual. Su memoria a largo plazo los ayuda a mantener relaciones sociales bastantes
complejas y su memoria espacial - similar en todo sentido a la de los otros
vertebrados – les permite crear mapas cognitivos que los guían a través de sus
hogares, utilizando señas como luz polarizada, sonidos, olores y referencias
visuales.
Mala Memoria
La Dra. Theresa Burt de Perera, de la Universidad de Oxford dice que los
peces son capaces de aprender y recordar y que poseen habilidades cognitivas
que sorprenderían a mucha gente. Por ejemplo, un artículo en el SUNDAY
TELEGRAPH de Inglaterra, reportó que un pez arco iris aprendió a escaparse de
una red en su tanque recordando cómo lo había hecho 11 meses antes. Esto
equivale a un humano que recuerda una lección aprendida 40 años antes.
Otro estudio publicado por la Asociación Veterinaria Australiana demostró
que los peces de colores poseen excelentes memorias y son capaces de resolver
problemas.
¿Quieres más pruebas?
- Los peces hablan entre sí utilizando chillidos y otros sonidos de baja frecuencia que los humanos sólo pueden percibir con instrumentos especiales.
- A los peces les agrada el contacto físico con otros peces. Generalmente se frotan uno contra el otro, como los gatos cuando frotan su cabeza en las piernas o manos de sus amigos humanos.
- El Dr. Phil Gee, un psicólogo de la Universidad de Plymouth en Inglaterra, entrenó a peces para que obtuvieran comida a horas específicas jalando una palanca. Esto demostró que los peces tienen la habilidad de determinar la hora.
- Como las aves, los peces construyen nidos donde crían a sus hijos. Otros coleccionan pequeñas piedras del fondo marino para construir escondites donde puedan descansar.
- Algunos peces atraen a sus posibles parejas cantándoles. Los pequeños gobies de arena que viven en las costas europeas - a pesar de ser machos - se convierten en buenas madres construyendo y cuidando nidos y abanicando los huevecillos con sus aletas para crear una corriente de agua fresca y oxigenada.
"En los últimos 15 años se ha investigado mucho sobre
el aprendizaje y la memoria de los peces, y se ha demostrado que son bastante
sofisticados en este sentido", explica Kevin Warburton, experto en el
comportamiento de estos vertebrados de la Universidad Charles Sturt, en
Australia. Por ejemplo, la mayoría de los
peces pueden recordar a sus depredadores hasta un año después de ser atacados
por ellos. Y una carpa que ha estado
a punto de morder el anzuelo recuerda la experiencia y evita a los pescadores
durante varios meses. Que los peces tienen 3 segundos de memoria es un
auténtico bulo, concluye.
En un reciente experimento con distintas especies de agua
dulce, Warbuton y sus colegas analizaron a estos animales primero en su
ambiente natural y después en un estanque, ofreciéndoles alimento en diferentes
zonas y exponiéndolos a depredadores para observar sus movimientos. De esta
forma confirmaron que los peces tienen memoria a largo plazo, y que aprenden a conocer en profundidad su
hábitat y asocian la abundancia de alimentos o peligros con determinados
lugares. Esta información la utilizan para identificar vías de escape por
si se presenta una amenaza, y también para trazar sus rutas favoritas. Además,
si hay que inspeccionar una zona donde sospechan que hay un predador, es habitual que lo hagan por parejas para aumentar
la seguridad, como lo harían un par de compañeros policías.
"Si se desconoce
el comportamiento de estas criaturas, puede cometerse el error de creer que
cuando no hay pesca es porque se han agotado los recursos o los peces se han
marchado, cuando en realidad, lo que puede estar sucediendo es que sí están
allí, pero ya no caen en la trampa", asegura el investigador Kevin Warburton.